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Ni tanto déficit ni poca hiperactividad: qué sabemos sobre el TDAH

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El TDAH, siglas que se refieren al Trastorno por Déficit Atencional e Hiperactividad, ha variado mucho con el tiempo, en cuanto a su explicación, afectación y síntomas (características) nucleares. En este artículo, explico algunas de esas diferencias y cómo es abordado desde el paradigma de la neurodiversidad. 1

Qué fue originalmente el TDAH

Durante los siglos 18 y 19, algunos médicos notaron que ciertas personas tenían características que les llamaron la atención, así que dejaron registros de ello: eran personas que no prestaban atención, se mostraban imprudentes o impulsivos, no terminaban las actividades que realizaban, se les notaba desorganizados, y manifestaban una hiperactividad bastante duradera. Ya para inicios del siglo 20, los médicos y psicólogos comenzaron a mostrar más interés en estas características, pues quienes rodeaban a una persona con este nivel de inquietud manifestaban incomodidad, lo que llevó a los profesionales a estudiar mejor los casos que recibían. El foco en ese tiempo, con relación a este conjunto de características, se centraba en la parte hiperactiva del sujeto. Por este motivo, cuando se incluyó en los manuales médicos de mediados de 1960, se le llamó Trastorno Hipercinético de la Infancia.

Unos años después, alrededor de 1980, el DSM-III cambió ese nombre por el de Trastorno por Déficit de Atención con y sin Hiperactividad, trasladando el centro de atención desde la parte motora a la parte cognitiva del paciente, y diferenciando si se veía mayor actividad o no. De hecho, se pensaba por aquellos tiempos que la presentación de este déficit siempre incluía el problema de atención, pero no todas las veces presentaría la hiperactividad.

Últimos cambios

Aunque desde la década de 1970 en adelante se ha estudiado el déficit de atención e hiperactividad en adultos, a quienes se describió con los mismos síntomas o características que a los niños y adolescentes con la condición, no ha sido sino hasta años recientes cuando se reconoció en los manuales médicos que la presentación del TDAH no solo se da en la infancia. También, ha sido un poco difícil quitar el estigma de que esta condición no se quita en la adultez.

En los estudios que se han realizado con adultos, se concluye que las dificultades en atención están asociadas a disfunciones en el lóbulo frontal y en el núcleo caudado, que se observa por las alteraciones en las funciones ejecutivas de la persona, planteando nuevamente la afectación en la atención como núcleo de la condición.

Ya en 2013, con la publicación del DSM 5, se dio un cambio notable: pasó de llamarse Trastorno por Déficit Atencional con o sin hiperactividad, a Trastorno por Déficit Atencional e Hiperactividad, dando a entender así que ambas dimensiones se presentan en esta condición. Sin embargo, aún hay muchos (tanto profesionales de la salud como de educación y, por ende, familias) que piensan que la hiperactividad no siempre está presente. ¿Será así?

¿Con, sin, o e hiperactividad?

¿Recuerdan que les decía que el TDAH no es tan poca hiperactividad? Claro, en algunas personas que presentan este diagnóstico no se observa claramente que tengan problemas para controlar sus movimientos, su actividad motora, es decir, no se les ve hiperactivos. Asumimos entonces que tiene la variable inatenta de este déficit, a la que algunos se refieren como TDA, sin la H. Pero ocurren dos cosas: uno, el diagnóstico presentado en el DSM actual y vigente habla solo de TDAH, y no existe ya la variable TDA (eso fue por los años 80 del siglo pasado); y dos, aunque una persona pueda verse tranquila, se pueda mantener quieta y no veamos una manifestación clara de hiperactividad, sí tiene esta última. ¿Dónde?

Pues bien, aunque asociemos la hiperactividad al movimiento del cuerpo en mayor medida que la media de la población, existe también una hiperactividad en el cerebro. Esta hiperactividad quizá la veamos en forma de: cambio de intereses profundos frecuente, hablar mucho, cambiar de temas varias veces durante una misma conversación, forma de pensar arborescente, etc. Algunos adultos con esta hiperactividad mental lo explican como tener muchas ventanas abiertas y muchos programas funcionando al mismo tiempo en un mismo computador.

ADHD Super Powers Written on Chalkboard

Y aquí es donde entra la duda con relación al “déficit” de atención. ¿Es realmente un déficit, una falta, un problema para prestar atención en general? En simple: no. La atención es un proceso complejo, que involucra diferentes subtipos. Pues bien, la forma de atender de las personas con la condición, llamada médicamente Trastorno por Déficit Atencional e Hiperactividad, no es deficiente, es diferente. Esta es una de las razones por las que no me gusta hablar del TDAH como tal, sino de atención divergente.

En conclusión: el TDAH es uno solo, pero las manifestaciones que vemos en las personas con la condición pueden ser variadas. Siempre existe hiperactividad, la cual no necesariamente será observada en la conducta y a simple vista. Y la atención no está dañada, solo está al pendiente de demasiados estímulos a la vez. Por eso, el cerebro neurodivergente merece ser estudiado como tal, no en comparación con un cerebro neurotípico.

Y tú, ¿sabías esto sobre el TDAH – Atención Divergente?

  1. Nota: Mientras no exista un consenso general entre la comunidad de personas con atención divergente de cómo llamar a esta condición, usaré este término (aunque también se observa formas divergentes de atención en autistas, disléxicos, personas con TOC, etc.). Y por motivos de explicar la historia, también haré uso de los términos médicos que correspondan. Aclaro esto para que se comprenda que en esta o futuras publicaciones seguirá, posiblemente, encontrándose terminología del paradigma de la neurodiversidad junto con términos médicos, lo cual no tiene ánimos de ofender, solo de educar. ↩︎

Referencias


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