
En pocos años hemos avanzado tecnológicamente más que en siglos. Pero el respeto por la diferencia humana sigue estancado.
En este mundo que corre, etiqueta, corrige y medicaliza, hablar de autismo y neurodiversidad se ha vuelto algo confuso. A veces, incluso ofensivo.
Pese a tanto avance científico, tecnológico o médico, hay algo que aún no logramos integrar del todo: la comprensión, el cuidado y el respeto por cada ser vivo del planeta.
Pensamos que todo puede ser reemplazado. Pero nos equivocamos.
“Y no, no hablo de productos de consumo, aunque ese sea el reflejo más claro de lo que puede pasar si seguimos pensando que hay personas que sobran. Porque así como descartamos lo que no nos sirve, también desoímos lo que no encaja con nuestras ideas.”
Esa lógica del descarte también se ha colado en la forma en que tratamos a las personas que no se ajustan al molde.
¿Cuándo dicen que alguien sobra? Cuando no la escuchan. Cuando no aceptan su experiencia por carecer de un cartón. Cuando insisten en buscarle una “cura”, pese a que grita que no está enferma. Cuando debajo de la promesa de tratamiento, lo que buscan es evitar su existencia.
Es valioso investigar y compartir. Pero cuando una opinión intenta imponerse como verdad absoluta y niega la voz de quien vive la experiencia en carne propia, entonces debemos cuestionarnos: ¿no será tiempo de retroceder antes de volver a avanzar?

Volver a la raíz es volver a lo humano
Sí, seguimos hablando de autismo y neurodivergencias. Aunque pocos lo sepan, las personas autistas siempre hemos existido, incluso antes de que existiera la palabra “autismo”.
Antes del diagnóstico, estaba la persona y su identidad. Dependiendo de la cultura, podían ser venerados o marginados. Pero sin neurodivergentes, la humanidad no habría llegado tan lejos. Aquellos tildados de raros, excéntricos, diferentes… muchas veces fueron quienes cambiaron la historia.

Volver a la raíz es mirar el pasado humano y reconocer que la neurodiversidad asegura la permanencia de la vida. Como un árbol, sus raíces nos cuentan su historia, su resistencia, sus batallas ganadas.
Pero como ocurre en la naturaleza, las plagas también existen: el desconocimiento, los sesgos, el deseo de unos pocos por definir la “normalidad”.
Volver a la raíz es recordar que la diversidad no es el problema. El problema es un sistema que no sabe qué hacer con ella. ⚠️
¿Y si estamos aprendiendo desde un marco equivocado?
Esto te lo digo con la mejor intención: si trabajas con personas, como yo, probablemente te formaron para identificar déficits, modificar conductas y obligar a encajar. No para adaptar el entorno. No para cuestionar lo aprendido.
Nos enseñaron a “normalizar”. Y sin quererlo, muchas veces hicimos daño desde la buena intención.
Esa es la razón por la que levanto la voz. Quizá mis primeros alumnos recibieron algo de esas ideas nocivas. Y les pido perdón.
Recapacitar en lo que hice antes de conocer la neurodiversidad me hizo entender que no basta con tener buena intención. Me formaron para identificar déficits, para ‘normalizar’, no para comprender. Y eso, también hace daño.
Por eso, hay que desaprender lo viejo. Abrir la escucha. Reconocer lo que no sabemos. Y dejar de hablar sobre neurodivergencias sin dar espacio a quienes las vivimos.

Esto se trata de la vida misma
Este fin de semana asistí a un seminario sobre altas capacidades. Y aunque el nombre suena positivo, me fui con tristeza. Porque incluso cuando hay talento, si el entorno no está preparado, lo que podría florecer termina marchitándose.
Y recordé por qué elegí ser psicopedagoga: para evitar que más infancias enfrenten lo que yo viví.
No quiero seguir viendo cursos que ignoran la experiencia vivida. No quiero seguir en espacios donde se enseña más sobre el control que sobre el cuidado. Quiero acompañar con coherencia, desde la duda, el diálogo y el respeto.
Por eso, en junio abriré un programa formativo para quienes sienten que algo no calza. Para quienes intuyen que lo aprendido ya no alcanza. Un espacio para volver a la raíz.
Y desde ahí, construir una nueva forma de comprender la neurodiversidad.

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Gracias por estar aquí. Gracias por buscar otra forma. Gracias por volver a la raíz. 🌿
Con cariño, Selenita 🌙
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